El anuncio de retirada de Andrés Iniesta ha provocado un torrente de amor por un jugador que ha traído tanta alegría. Su estatus en España es fácil de explicar, pero su admiración se extiende a nivel mundial, tal es su habilidad para deslumbrar con el balón.
Como periodista, a menudo el trabajo consiste en preguntar a los jugadores y entrenadores sobre aquellos más famosos que ellos. Algunos pueden mostrar una mueca. Otros podrían haber preguntado antes sobre Lionel Messi. La guardia puede subir. Con Iniesta, nunca fue así. Mencionar su nombre, ya sea al lado de los campos o en las conferencias de prensa, generalmente provocaba una sonrisa. La gente no podía resistirse a hablar de él con cariño. Que se haya hecho la pregunta era casi como ser bienvenido a un club de fans. Entonces, tú también lo entiendes.
Albert Capellas, que entrenó a Iniesta cuando era un joven jugador, aunque usaría la palabra entrenar con cierta liberalidad. Aún entonces, él entendía la dinámica. «Entrené a Iniesta durante varios años y siempre digo que Iniesta vino a este mundo para enseñarnos cómo se juega al fútbol».
La visión de Capellas de los verdaderamente grandes era simple.
Pep Guardiola es justamente acreditado con la transformación de Barcelona, formando posiblemente el mejor equipo de todos, pero fue posible, en parte, gracias a Iniesta. Junto con Xavi Hernández, reconfiguraron el juego, poniendo a los oponentes en lo que Sir Alex Ferguson llamaría el carrusel. Hace veinte años, los campos de medio campo estaban reservados para los musculosos.
Iniesta y Xavi cambiaron eso. La posesión se convirtió en rey. Mente sobre músculo.
Desde entonces, ha ganado todos los trofeos que se pueden ganar, campeón de Europa y del mundo con España, y cuatro veces campeón de la Liga de Campeones con Barcelona. Conquistador de La Liga en nueve ocasiones, también ha conseguido algunos galardones más en Japón. No está nada mal para el chico de Albacete que lloraba cuando tenía 12 años al adaptarse a la vida en La Masia, la academia del Barcelona. Fue un héroe reacio, pero un héroe de todos modos: anotó el gol en tiempo extra que aseguró la Copa del Mundo para España. Era un goleador idóneo. Su antiguo colega de Barcelona, Juan Román Riquelme, un maestro en sí mismo, calificó a Iniesta como el jugador que entendía el fútbol como ningún otro, siempre eligiendo el momento adecuado para avanzar o retroceder, acelerarlo o reducirlo.
Aunque es cierto que Iniesta no anotó un gol en un par de victorias de la liga de Barcelona, su influencia se puede ver en cada partido. No tenía la fuerza física de Zidane o Ronaldo, ni la velocidad de Maradona o Messi. Pero su ingenio y su habilidad para moverse en lugar de correr y esquivar en lugar de regatear siempre conjuraban una magia especial en el campo.
Iniesta fue un jugador decisivo en quizás el mejor club y el mejor equipo nacional que jamás haya existido, un hecho que se destaca en repuesta a aquellos que se quedan con las cifras y se preguntan cuál fue todo el alboroto.
Como Messi lo dijo al rendir homenaje a su amigo, el balón lo extrañará.
Todos lo extrañaremos..